A la hora de encender una chimenea, la elección de la leña es una de las decisiones más importantes. Aunque hay muchos tipos diferentes de leña disponibles, es importante entender cuáles son los más eficientes desde un punto de vista energético.
Esto es importante tanto para reducir los costes en la compra de combustible como para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. A continuación, examinamos 10 tipos diferentes de maderas para leña y su eficiencia energética.
Diez tipos de maderas para leña y su eficiencia energética
Las maderas para leña se dividen en dos categorías: duras y blandas. Las maderas duras son más densas y contienen menos humedad, lo que las hace más eficientes desde un punto de vista energético. Las maderas blandas, en cambio, son menos densas y más húmedas, por lo que se queman más rápido, pero producen menos calor.
Maderas duras
Las maderas duras se caracterizan por su densidad y su bajo contenido en humedad, lo que las hace extremadamente eficientes desde un punto de vista energético. Entre ellas se encuentran las siguientes:
Encina
La encina es una madera dura y resistente que se quema lentamente y produce un calor constante durante mucho tiempo. Además, tiene una alta densidad de hasta 1.000 kg por metro cúbico.
Es ideal para usar en estufas de hierro porque produce poco humo y genera una gran cantidad de calor por unidad de combustible. También por su capacidad para formar brasas grandes y eficientes.
Aunque cuesta encenderla, la madera de roble destaca por su gran poder calorífico y porque se consume produciendo muy poca llama.
Roble
El roble es una madera semidura, lo que la hace ideal para quemar lentamente durante mucho tiempo. En promedio, tiene una densidad de 680 kg por metro cúbico.
Produce mucho calor por unidad de combustible, lo cual la hace extremadamente eficiente desde un punto de vista energético. Al igual que la encina, es algo difícil de prender, pero ofrece un muy buen rendimiento térmico. Debido a su gran cantidad de taninos presentes en la leña de roble, necesita de 1,5 a 2 años para secarse completamente.
Haya
El haya es una madera densa que resulta muy eficiente como combustible para chimeneas y estufas. Una de sus ventajas es que, gracias a que su corteza es lisa, cuando se quema no desprende chispas. Es uno de los tipos de leña más eficientes energéticamente.
Olivo
El olivo es otra madera muy dura y densa que ofrece grandes prestaciones en la calefacción con chimenea. Su densidad se encuentra entre 850 y 1120 kg por por metro cúbico.
Es muy baja en humedad, incluso recién cortada, ya que procede de un cultivo floral que se suele podar de manera periódica. La madera de haya también da ramas menudas que prenden muy bien. Este tipo de leña es ideal para las estufas de inercia térmica.
Fresno
El fresno es una madera dura que tiene una densidad media de 550 kg por metro cúbico. Es una madera resistente muy utilizada en carpintería y construcción. Tiene un bajo nivel de humedad recién cortada que está en torno al 34%.
Gracias a su dureza, genera llamas vivas y poderosas que funcionan excelente como sistema de calefacción para calentar el hogar.
Abedul
La densidad del abedul ronda los 500 kg por metro cúbico. Es una madera semidura con alto contenido en humedad, lo que significa que quema rápidamente, pero produce menos calor por unidad de combustible que las maderas duras.
Es necesario secar rápidamente la madera de abedul después de cortarla, ya que de lo contrario se degrada con rapidez y genera moho y hongos. Pese a todo, se trata de una madera que ofrece una buena eficiencia energética.
Eucalipto
Se trata de una madera semidura. Su densidad suele situarse entre los 800 y 900 kg por metro cúbico. La leña de eucalipto se caracteriza por su resistencia al impacto.
Debe cortarse cuando aún está verde, ya que una vez seca se vuelve aún más dura y difícil de partir. Tiene un alto poder calorífico, por lo que funciona bien como combustible para cualquier tipo de estufa o chimenea.
Maderas blandas
Las maderas blandas se caracterizan por su baja dureza y alto contenido en humedad, lo que las hace menos eficientes desde un punto de vista energético. Las más utilizadas como leñas son:
Pino
El pino es una madera blanda con una densidad en torno a los 440 kg por metro cúbico. Esta madera es muy difícil de quemar cuando está recién cortada, pero una vez seca tiene se enciende prende rápidamente y tiene un buen poder calorífico.
La llama producida por la leña de pino es grande y genera pocas brasas. Debido a su contenido de aceite, este tipo de madera produce mucho hollín, por lo que obliga a deshollinar a menudo la estufa o chimenea.
Abeto
El abeto es otra madera blanda muy habitual. Al igual que ocurre con el pino, su combustión es rápida y genera una llama potente y elevada. Este tipo de leñas se suelen usar para encender rápido el fuego o avivarlo en ciertos momentos, pasando luego a la leña dura para generar una llama más duradera y eficiente.
Cedro
El cedro es otra de las maderas blandas más conocidas. No se aconseja su uso como leña para chimenea, excepto para iniciar el encendido de la estufa o chimenea. Es una leña que se enciende muy rápido y puede causar chispas y brasas, por lo que puede resultar peligroso usar esta madera como método de calefacción.
El poder calorífico de la leña
El poder calorífico es la cantidad total de energía liberada cuando se quema 1 kg de material combustible, comúnmente expresada en kilocalorías por kilogramo (kcal/kg).
El poder calorífico varía dependiendo de la madera utilizada. Sin embargo, la mayoría de las maderas tienen un poder calorífico promedio de entre 4.000 kcal/kg y 8.000 kcal/kg.
Las maderas duras generalmente tienen poderes caloríficos cercanos a las 8000 kcal/kg, lo que significa que son muy eficientes desde el punto de vista energético.
Es decir, producen mucho más calor que las maderas blandas utilizando la misma cantidad de material. Las maderas blandas, en cambio, generalmente tienen poderes caloríficos inferiores a más próximos a las 4.000 kcal/kg, por lo que son menos eficientes, ya que requieren mayores cantidades para producir la misma cantidad de calor.